martes, 8 de junio de 2010

Atlantis.. 1ª Parte


Buenas noches desde la maravillosa isla pitiusa.
Hoy os deleitare con un remember... En mi primer viaje a la isla, tuve una experiencia de las "mias" y de la que saque material para escribir. Hace ya unos años de esto y prometo hacer una segunda parte, ya que pretendo ir de nuevo a esta cala en aproximadamente 15 dias. Sigo con mis entrenamientos diarios de largas caminatas, asi que mis piernas se estan fortaleciendo y estare completamente preparada para enfrentarme de nuevo a mi "cala favorita" y disfrutar de ella como se merece. Ya entendereis mis palabras en cuanto leais a continuacion, el escrito que hice unos dias despues de mi experiencia....
Sin mas, os dejo para vuestro deleite, mi experiencia con "mi calita" Atlantis. Espero que la disfruteis.. Un beso para tod@s!!

"El año pasado pasé unas de las mejores vacaciones de mi vida.
Me fui a la maravillosa isla de Ibiza. Me encantó, hasta tal punto de convertirse en mi talismán. Solo tengo buenas palabras para describir esta maravillosa isla balear.
Tiene un aire especial, una energía distinta, pero sobre todo, sus magnificas calitas escondidas… y la que más me impactó fue ATLANTIS.
Y si bien digo, que me impactó, no fue precisamente para bien, fue el único punto negativo de mis vacaciones.
Y seguro, que de haber realizado esta visita en otras condiciones, esa “calita infernal”, hubiera sido otra buena visita a una de las decenas de calas, de las que puedes disfrutar en Ibiza, pero de no haberla visitado de la forma en que lo hicimos, ahora mismo no tendría material para este escrito.
Pues bien, comenzamos con la historia. Ya era nuestro último día de estancia en la isla, y nos habían hablado mucho de una cala llamada Atlantis, que andaba algo escondida y que no la conocía mucha gente (ahora lo entiendo…), las vistas eran maravillosas y MERECÍA LA PENA (y tanto…).
Así que nos pusimos manos a la obra. Lo más importante son los complementos que has de llevar a una cala con esas características (aislada, llena de rocas, de difícil acceso..., “pero con unas vistas preciosas”):

• Si el viaje lo emprendéis cinco personas, con un sol de justicia, lo conveniente es llevar de 8 a 10 toallas...
• Una colchoneta de playa, bien grande y bien hinchada, y que no podrás utilizar... pero que es bien incomoda de llevar...
• Dos cámaras digitales, que como son tan caras, no te atreves a sacar, no vaya a ser que se rompa… (por eso no hay ninguna prueba gráfica el viajecito…).
• Bien cargados de comida, por si acaso. Cinco barras de pan, chorizo, jamón serrano… y de postre, una ligera sandia de 10 Kg.
• Calzado cómodo y práctico para una excursión a un lugar rocoso, árido y… ya he mencionado de difícil acceso??? Sandalias de las que puedes llevar el pie bien descubierto y con poca sujeción, a poder ser de un modelo actual, como por ejemplo, esas tan monas de la Pucca… (si quieres puedes llevar deportivas, pero siempre en la mochila, nunca en los pies...)
• Nada de protección solar (me habían dicho que el sol de Ibiza no quema…)
• Ah, y lo menos importante…. Agua, con medio litro de agua caliente para cinco... es más que suficiente, siempre habrá algún grupo de amables y gentiles hippies que te ofrecerán, si en el hipotético caso, la necesitaras…

Creo que no me olvido de nada….

El destino ya te va marcando señales para que no finalices el viaje, pero nosotros, un grupo de maños, no desistimos hasta encontrar Atlantis.

Por el camino, cuando más cerca estábamos, pero a su vez, más perdidos, nos dispusimos a buscar a alguna persona humana en aquel paraje lejano y desierto. Tuvimos suerte, dimos con una finca, que tan solo estaba protegida por una cuerda… y una jauría de perros salvajes que corrían hacia la entrada, es decir, hacia nosotros. Y claro, tú qué haces, ¿correr? Seguro que te alcanzan... así que haces lo más ingenioso que se te ocurre… quedarte paralizado sin hacerles nada, a ver si ellos hacen lo mismo…
Menos mal que tras ellos, se acercaba un exiliado hippie alemán, que muy amablemente, nos indico el camino hacia nuestra pesadilla…
Así que finalmente, encontramos lo que sería el principio de un largo y duro camino, bien cargaditos de cosas innecesarias, con un sol de justicia y tan solo medio litro de agua.
Antes de empezar, observamos que había una enorme garrafa de agua en la entrada. Nos preguntamos qué pintaba allí, pero más tarde, descubriríamos el importante papel que desempeñaba...
El comienzo del camino era rocoso y con secos arbustos. El camino se hacía en zigzag, por lo que se convertía en un divertido camino más largo.
Tras las rocas llegó la clara, espesa y ardiente arena... te clavaba la pierna entera, pero tú solo piensas en que estas cerca, y solo es un caminito de nada, las vistas…. seguro lo valen.
Al final, decides que, aunque más doloroso, es más rápido tirarse de culo e intentar dejarse deslizar…
Y por fin llegamos a la parte alta de Atlantis.
Por que cuando crees que has llegado, resulta que no lo has hecho del todo…
Me explico, llegas sobre unas enormes rocas, y ves las magnificas vistas... del mar… y eso sí, unas bañeras naturales, muy bonitas, pero que se encuentran bajo esas rocas, y que a primer golpe de vista no encuentras camino para llegar hasta ellas... ni al segundo… ni al tercero…. Pero oh, milagro, un grupo de hippies, extranjeros, pero hippies, que estaban mojados tomando el sol, lo que nuestra mente despierta, y muchos capítulos del CSI, nos indujeron a pensar que ellos conocerían la forma de bajar hasta el agua, sin matarnos… Junto a ellos había varias garrafas de agua, pero que en un futuro, NO estarían dispuestos a compartir… Ni el agua, ni las indicaciones, por que la respuesta de ellos ante nuestra pregunta de cómo bajar de la roca fue: “Ir mirando, y por donde mejor lo veáis…”. ¿¿Esto es una indicación?? En mi pueblo a esto lo llaman joder al visitante…
Pero bueno, que no necesitamos a nadie, nosotros encontraremos el camino.
Vimos una cala más cerrada en otro lado, y nos decidimos a explorarla antes de llegar a las bañeras. Teníamos mucho calor, y necesitábamos echarnos al agua lo antes posible.
Había que bajar por unas rocas y tan solo unas moraduras, raspaduras y unos arañazos después…. llegamos a una pequeña cala.
Ya estábamos dispuestos a lanzarnos, con sumo cuidado claro, seguía habiendo rocas en el fondo… cuando de repente, divisamos algo parecido a una bolsa de plástico… que finalmente acabaría siendo, una enorme medusa !!!
Pero el calor era sofocante, y tampoco estaba tan cerca, solo mojarnos un poco, y nos iríamos a las bañeras…
Por fin, te lanzas… y a pocos centímetros de tu cara… otra maravillosa medusita…. Que le den por… a esta cala, vamos a las bañeras.
Quemados por el sol, exhaustos por el viaje... emprendíamos de nuevo viaje a las bañeras naturales de Atlantis….
El camino era difícil, pero, ya os he dicho de donde somos ???
Seguíamos bajando como podíamos, hasta que divisé un pequeño charco con unos cristales, como de un botellín de cerveza. Los únicos cristales de toda la cala… pues bien, mi siguiente paso, sin quererlo claro, fue a parar justo encima de ellos, en el preciso momento en el que mis sandalias de moda, de la Pucca, decidieron romperse, quedando así mi pie al descubierto e indefenso ante inminente aterrizaje sobre aquellos cristales… Pues sí, me los clave todos, un corte tremendo e incomodo en toda la planta del pie izquierdo. No paraba de sangrar y me encontraba en una posición en la que no podía tirar ni pa adelante ni pa atrás, tenía que seguir adelante hacia las bañeras. Así que bien valiente, me calcé de nuevo mi sandalia fashion, llena de arena y sangre, y seguí hasta que llegué a las dichosas bañeras naturales.
Me descalce y metí el pie para desinfectarlo, pero en lugar de alivio, fue como una tortura... el agua salada y caliente….
De repente, empecé a pensar en lo que iba a conllevar el dichoso corte en el pie. Por que, al fin y al cabo, que no pudiera bañarme en un mar lleno de medusas, por que junto a las bañeras, justo a la orilla del mar, estaba plagado de inmensas medusas... no suponía para mi ningún disgusto. Pero el camino de vuelta, de subida, con el pie cortado, no iba a ser nada fácil. Pues bien, aun imaginando lo peor, fue muchísimo peor.
Pero bueno, solo acabamos de llegar, todavía pasaríamos allí la mañana, o al menos, el tiempo suficiente para recuperarnos y emprender el camino de regreso.
Decidimos ponernos a comer, entre otras cosas, para disminuir el peso del equipaje en la subida.
Empezamos con un bocata de jamón serrano, otro de chorizo, comida ligera que casi no requiere líquidos, tras la ingestión de esta… y solo teníamos medio litro de agua…. Y tras la negativa de los hippies de compartir su agua, ni siquiera por un intercambio de comida, decidimos darle utilidad a la sandia, y es que descubrimos entonces el importante papel que vino a desempeñar la pesada sandia de 10 Kg. Así que, mordisco al bocadillo de chorizo, mordisco a la sandia para poder hacerlo pasar por la garganta.
Mientras comía, me fije en las vistas de ATLANTIS, pues entre tanto infortunio, todavía no había podido detenerme a visionar lo que en realidad habíamos venido a ver. Entonces me pregunté: ¿en realidad merece la pena el camino infernal hacia aquel hermoso lugar, para poder ver las vistas? La respuesta es… NO!!!
Si muy bonitas y todo lo que tú quieras, pero en la tele las he visto mejores, y seguro que en Internet, están estas imágenes y sin sufrir ¡!!!
Porque todavía quedaba el laargo camino, de subida, por el camino arenoso, con mi pie cortado, las rocas, las zarzas, sin agua, bajo el sol y sin protección solar…
¿QUE SI MERECE LA PENA EL VIAJECITO POR LAS VISTAS????
Una vez más, NO, NO y NO.
Pero si te quieres vengar de algún enemigo…. Recomiéndasela... tiene unas vistas preciosas que se merecen ver…".

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