lunes, 11 de octubre de 2010

El cuento del hombre de negocios y el pescador

Encontre este cuento dentro de un buen libro(un betseller internacional) que leí este verano y que me gustaria compartir con tod@s vosotr@s. Por si lo queréis leer, se titula "¿Por qué estás aquí?". El autor es John P. Strelecky.


Un hombre de negocios decidió marcharse de vacaciones para desconectar de todo,
relajarse y "cargar las pilas". Cogió un avión con destino a un remoto país, y luego se
dirigió a un pequeño pueblo de pescadores. Estuvo observando a la gente d aquella población durante unos días y se fijo en que había un pescador en concreto que parecía ser la persona
más feliz y satisfecha del pueblo. Este hecho despertó la curiosidad del hombre de negocios, así que un día se acercó al percador y le preguntó qué hacía cada día.
El hombre le explico que, cada mañana, después de levantarse, desayunaba con su mujer y sus hijos.
Luego sus hijos se iban a la escuela, el se iba a pescar y su mujer se dedicaba a pintar.
Pescaba unas cuantas horas, y volvía a casa con pescado suficiente para las comidas de la familia.Después, dormía la siesta. Más tarde, tras la cena, el y su mujer salían a dar un paseo por la playa y contemplaban como se ponía el sol mientras sus hijos se bañaban en el mar.
El hombre de negocios estaba atónito.
¿Usted hace esto cada día?-Le volvió a preguntar.
- Sí, casi todos los días -respondió el pescador-.
A veces, también hacemos otras cosas, pero en general, sì, esta es mi vida.
-¿Y consigue pescar peces cada día?- pregunto a continuación el hombre de negocios.
-Claro-le contesto el pescador-, aquí hay muchos peces.
-¿Y podría pescar más peces de los que lleva a casa para su familia?-insistió
el hombre de negocios.
El pescador le miro un buen rato, le dedicó una gran sonrisa, y le respondió:
-!Por supuesto! A menudo pican muchos más, pero los devuelvo al agua. Es que vera,
a mi me encanta pescar.
- ¿Y por que no pesca durante todo el día, y consigue tantos peces como le sea posible?
-le pregunto el hombre de negocios-. Así, podría venderlos y ganar mucho dinero.
Enseguida, podría comprarse otra barca, y más adelante una tercera, y los empleados
que tuviera también pescarían montones de peces. Al cabo de un tiempo, podría montar
una oficina en una ciudad importante. Y dentro de diez años, le aseguro que estaría
dirigiendo su propia empresa internacional de distribución de pescado.
El pescador sonrió nuevamente.
-¿Y por que tendría que hacer todo esto? -pregunto el pescador.
- Por el dinero, naturalmente- replico el hombre de negocios-. Si lo hiciera, ganaría
mucho dinero y podría retirarse.
-¿Y que haría cuando me hubiese retirado?- le pregunto ahora el pescador, aun con la
sonrisa en los labios.
-Pues, supongo que podría hacer lo que quisiera -dijo el hombre de negocios.
-¿Podría, por ejemplo, levantarme y tomar el desayuno con mi familia?
- Si, supongo que si- repuso el hombre de negocios, un poco molesto al ver el poco
entusiasmo que su idea suscitaba en el pescador.
-Y, si quiera, como me gusta tanto pescar,¿podría pescar unas cuantas horas cada día?
-prosiguió el pescador.
-No veo por que no -le contesto el hombre de negocios. Es problable que entoces ya
no haya tantos peces, pero alguno quedara.
-Y después de pescar un rato, ¿podría pasar las tardes con mi mujer, paseando por
la playa y contemplando la puesta de sol, mientras nuestros hijos juegan y se bañan
en el mar?-pregunto el pescador.
-Claro, podría hacer lo que quisiera. Aunque, por esa época, sus hijos seguramente
ya seran mayores -le respondió el hombre de negocios.
Finalmente, el pescador sonrió a aquel hombre, le dio un cordial apretón de manos,
y le deseó buena suerte en su propósito de relajarse y cargar las pilas.